21 de agosto de 2011

Algunas reflexiones sobre representación y participación política

Les dejo, a continuación, con una serie de textos que -creo- merecen una lectura y una reflexión profunda. Lo ideal sería leer los artículos completos porque todos ellos son más que interesantes, pero por si andan faltos de tiempo, les extraigo algunos párrafos.
 
En plena efervescencia del #15m, el maestro Muñoz Molina ya avisaba de lo imprescindible de la autocrítica para llegar a buen puerto (las negritas, en todas estas citas, son mías):
Escribía [en la década de los noventa] denunciando el folklorismo obligatorio, el narcisismo de la identidad, el abandono de la enseñanza pública, el disparate de un televisión pagada con el dinero de todos en la que aparecían con frecuencia adivinos y brujas, la manía de los grandes gestos, las inauguraciones, las conmemoraciones, el despilfarro en lo superfluo y la mezquindad en lo necesario. Recuerdo un artículo en el que ironizaba sobre un curso de espíritu rociero para maestros que organizó ese año la Junta de Andalucía: hubo quien escribió al periódico llamándome traidor a mi tierra [...]
 
El orgullo vacuo del ser ha dejado en segundo plano la dificultad y la satisfacción del hacer. [...] Que esa obcecación en la pureza de sangre convertida en identidad colectiva haya sido la base de una gran parte de los discursos políticos ha sido para mí una de las grandes sorpresas de la democracia en España. Ser andaluz, ser vasco, ser canario, ser de donde sea, ser lo que sea, de nacimiento, para siempre, sin fisuras: ser de izquierdas, ser de derechas, ser católico, ser del Madrid, ser gay, ser de la cofradía de la Macarena, ser machote, ser joven. La omipresencia del ser cortocircuita de antemano cualquier debate [...]
 
Lo que yo me preguntaba, y lo que preguntaba cada vez que veía a un economista, era cómo un país de mediana importancia podía permitirse tantos lujos. Y me preguntaba y me pregunto por qué la ciudadanía ha aceptado con tanta indiferencia tantos abusos, durante tanto tiempo. Por eso creo que el despertar forzoso al que parece que al fin estamos llegando ha de tener una parte de rebeldía práctica y otra de autocrítica.
Poco después, Luis Alfonso Gámez, en su blog para El Correo, citaba al artículo anterior al explicar por qué, pese a estar en su nacimiento de acuerdo con el movimiento #15m, había decidido desentenderse del mismo:
Falta cabeza en las concentraciones de los indignados. En todos los sentidos. La ausencia de liderazgo ha hecho que un movimiento nacido del hartazgo ciudadano por la degeneración del sistema democrático se haya convertido en un totum revolutum con aspiraciones lógicas -que se reforme la ley de financiación de los partidos políticos y total transparencia en la gestión pública- y delirios propios del idealismo más pueril y pseudorrevolucionario [...] Estoy de acuerdo con quienes creen que el sistema necesita una regeneración profunda y que los gestores de la cosa pública son culpables, en parte, de la situación en la que vivimos. Pero los ciudadanos de a pie también lo somos porque, durante años, hemos consentido a los políticos hacer lo que quisieran, y hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y mirando para otro lado como si no hubiera un mañana. El mañana es hoy y ha llegado la hora de despertar, como ha escrito Antonio Muñoz Molina. 

Pero el despertar tenía que ser a la racionalidad y lo que, lamentablemente, se está colando en las acampadas es todo lo contrario, chifladuras como el reiki, las sectas, las conspiranoias y los movimientos anticientíficos que llevan décadas apadrinados por la izquierda más desnortada y hundida. [...] La regeneración de la democracia no pasa por dejar el cerebro en casa, por renunciar a los principios de la Ilustración, por volver a las cavernas mentales. Al contrario. Abandonar la razón no es una opción.
"Frente al pesimismo de la razón, el optimismo de la libertad", que decía Gramsci. Cualquiera que haya asistido a una reunión de vecinos de su comunidad sabe de sobra la cantidad de ruido e ideas peregrinas que pueden llegar a emanar de una asamblea. En toda sesión de brainstorming es necesario que haya un canalizador que seleccione qué ideas son buenas y cuáles deben desecharse. Y la cosa pública es algo extremadamente complejo. Cives, en su blog Materias grises, lo expresa así:
Las formas viables de democracia que conocemos no han tenido nunca que ver con el gobierno por el pueblo. El gobierno de un país es algo, al menos, tan complicado como la cirugía y la razón por la que cualquiera no puede ejercerlo es muy parecida a la razón por la que no todo el mundo puede hacerse a sí mismo una operación a corazón abierto. Sugerir lo contrario, es no tener la más mínima intuición del grado de lo técnicas que son las políticas públicas ni sobre la sociología de masas o sobre el hecho psicológico evidente que son los “cinco minutos de Churchill”.
[...]
La democracia ha funcionado porque ha sido una forma de seleccionar, vigilar, disciplinar y sustituir de forma razonablemente efectiva y pacífica a las élites que están al frente de las agencias gubernamentales
Lo que me lleva a Roger Senserrich, su compañero de blog, quien hace ya algún tiempo escribía lo siguiente al hablar de cómo funciona la corrupción:
Un sistema político con poca alternancia política y una oposición poco efectiva es una máquina de generar corrupción; si uno no tiene por qué preocuparse por costes electorales y tiene un control sólido de la maquinaria estatal (esto es, los funcionarios que investigan corrupción dependen de mí) la propensión al mangoneo será mayor. Un partido político que gana elecciones constantemente es además un buen “socio” para comprar favores, ya que sabes que seguirán allí después de las elecciones, garantizando que el trato no se rompe.
En otro de sus magníficos post, reflexionaba acerca de los pros y los contras de las listas abiertas. Básicamente -viene a decir-, las listas abiertas son más representativas, sí, pero requieren un esfuerzo mucho mayor por parte del ciudadano para ejercer el control político (¿están los indignados, muchos de los cuales desconocen cómo se elige a los miembros de, por ejemplo, el Tribunal Constitucional, dispuestos a hacerlo?):
Una democracia representativa vive en el equilibrio de dos factores. Por un lado, la capacidad de los electores para premiar a los buenos políticos y castigar a los malos; por el otro, la posibilidad de votar a un determinado número de cargos políticos y candidatos. Como [sic] mayor es el el segundo elemento (más instituciones se votan, más políticos individuales), más difícil resulta para el votante hacer lo primero. 
[...]
Un sistema político necesita ser representativo, pero también requiere ser mínimamente claro. En un sistema bipartidista con un gobierno centralizado, el legislador ha apostado por la claridad por encima de cualquier otra cosa: uno tiene partido A y partido B, y si no es mérito de uno es culpa del otro. Un sistema de listas abiertas añade representación, haciendo más factible votar a alguien que nos gusta, pero también hace más costosos saber si esa ley absurda que tanto nos irrita es culpa o mérito de alguien que podemos castigar o premiar. Si un político no teme perder el cargo, sus incentivos para tratar de cumplir con las preferencias de los votantes disminuyen, y el sistema se hace menos efectivo en este aspecto.

En resumen, las listas abiertas no son un sistema sin costes. En política, como en todas partes, nada sale gratis, y escoger un sistema que exige más de ciudadanos que tienden al mínimo esfuerzo tiene sus contrapartidas. Como siempre, encontrar un equilibrio entre lo deseable y lo razonable es necesario.
Y, en otro de sus interesantes artículos, hacía una comparativa sobre los diferentes sistemas electorales existentes en las democracias occidentales y cómo tienen poca o ninguna influencia a la hora de generar sistemas de gobierno eficientes o disfuncionales:
[...] en una democracia no escogemos a nuestros líderes en las urnas –lo que hacemos es escoger qué grupo de líderes preferimos, dentro de la lista de gente que nos presenta cada partido político. Incluso en un sistema de listas abiertas, el trabajo de selección de élites gobernantes realmente no se hace en las urnas, sino en los despachos, asambleas, congresos y demás de los partidos políticos. Es por eso que un país como Italia puede cambiar de sistema electoral catorce veces en dos décadas y seguir escogiendo inútiles con el mismo entusiasmo de siempre, y por eso un país como Nueva Zelanda sigue igual de bien gobernado antes y después de una reforma electoral. 

El problema, en España, no es la ley electoral. El problema es la selección de líderes, organización interna de los partidos políticos, y cómo escogen a sus élites.
Y seguiría recomendándoles artículos del bueno de Roger y su compañero Cives, pero no pararía nunca. Mi consejo es que agreguen su blog a su lector de feeds preferido y consulten sus artículos antes o después de leer su periódico favorito. Aprenderán muchísimo de política (rigurosamente académica) y economía. 

No obstante, antes de colgar este post -y aunque no tiene mucho que ver con el tema de la representación política y el #15m- querría incluirles un fragmento del discurso de Maryam Namazie, representante del Consejo de ex Musulmanes de Gran Bretaña, que ha tenido a bien traducir Eduardo Robredo en su blog. Creo que es difícil expresarlo mejor:
Si miramos al cristianismo de hoy, no se trata de que sus principios, dogmas y principios hayan cambiado desde los tiempos de la inquisición y de la quema de brujas. Lo que ha cambiado es su influencia política y social en la sociedad, en las vidas de las personas, y su relación con el estado, la ley y el sistema educativo. En la medida en que se ha visto disminuida esta influencia, en esa misma medida las personas han conseguido liberarse a sí mismas de las ataduras de la religión, tener unas vidas más felices y una sociedad mejor. Los valores humanos progresistas se han logrado a expensas del cristianismo y de la religión. Lo mismo debe hacerse con el Islam y el islamismo.
Lean, infórmense, reflexionen, busquen más argumentos a favor o en contra. Finalmente, fórmense su opinión. Y, como siempre digo, sean curiosos y felices ;-)

2 comentarios:

UN BESO dijo...

Está muy bien esta web. Está llena de contenido muy interesante y de actualidad. Me gusta, sigue así de bien. Un beso

BESOS dijo...

no actualizas la web?